Hoy en día con el ritmo
competitivo y de exposición que nos impone la sociedad en la cual estamos
insertos exige prácticas médicas cada vez menos invasivas, ambulatorias y
fundamentalmente con períodos de convalecencia nulos o cortos. Cada día las
imperfecciones cutáneas se vuelven indeseadas por sus portadores y requieren de
nuestra especialidad para su resolución. Este ritmo vertiginoso de avance
tecnológico obliga a aquellos que se animan a la implementación de tecnologías
lumínicas en su práctica médica diaria a mantener un entrenamiento y formación
continua. La tecnología láser ofrece claras ventajas en el área de estética
cuando se compara con las terapias tradicionales, si es utilizado correctamente
en la práctica médica la mejoría e incluso la eliminación significativa de
muchas lesiones cutáneas se pueden lograr con riesgos reducidos para los
pacientes; para ello es justo y necesario conocer a profundidad su
aplicabilidad y los posibles efectos.
Se reconocen dos tipos de
rejuvenecimiento “resurfacing”, ablativo y no ablativo, dentro de estos últimos
tenemos tratamientos con lásers no ablativos, luz pulsada, radiofrecuencia,
peeling químicos y mecánicos, y novedosos tratamientos como es la terapia
fotodinámica. El interés centrado sobre el “rejuvenecimiento facial no
ablativo” crece de forma exponencial y asistimos a una demanda creciente de
procedimientos que complementan y en ocasiones se proponen como una alternativa
a la cirugía. El deseo actual de los pacientes de lograr rejuvenecimiento con
mínimos riesgos y con rápida recuperación ha aumentado el desarrollo de
técnicas no invasivas de rejuvenecimiento.
Los lásers son la terapia de
elección para el fotoenvejecimiento facial avanzado, la aplicación de una
fuente de luz sobre un tejido produce unos determinados efectos explicables por
el calentamiento dérmico profundo inespecífico producido al transmitir energía
al componente de agua intracelular y por la teoría de Fototermolisisis
selectiva, descrita por Anderson y Parrish en 1983, ha permitido la posibilidad
de confeccionar tratamientos selectivos no ablativos. La energía suministrada a
un tejido tiene una acción selectiva sobre una determinada molécula denominada
en general cromóforo, como la melanina y la hemoglobina, concentradas en una
determinada estructura. El agua también tiene un comportamiento como cromóforo
a partir de ciertas longitudes de onda. La capacidad de absorción de la luz por
un cromóforo viene expresada por el coeficiente de absorción característico y
dependiente de la longitud de onda .
Los efectos buscados se pueden
reunir en las categorías de fotoestimulación, fotoablación y calentamiento
dérmico profundo. La acción selectiva sobre una estructura preservando el resto
constituye la base de los sistemas no ablativos, como los láseres de colorante
pulsado, de diodo, Neodimio:YAG y los sistemas de luz pulsada. Los objetivos de
tratamiento en el rejuvenecimiento facial no ablativo con sistemas lumínicos
buscan optimizar la “relación cosmética” mejorando los elementos deteriorados
por el fotoenvejecimiento, como son las discromías, los cambios de textura y el
soporte cutáneo.
Rejuvenecimiento facial: Láser IPL
Las tecnologías lumínicas aplicadas a la medicina ya tienen un desarrollo de más de
40 años y un límite terapéutico insospechado, sorprendiéndonos día a día con nuevas
aplicaciones y con soluciones para lo que antes se creía imposible resolver. En un próximas publicaciones se describirán con mayor detalle tecnologías láser espécificas en rejuvenecimiento facial.
Bibliografía:
1. “Láser, luz pulsada, radiofrecuencia y otras fuentes de
energía: ¿complemento ocasional a la Cirugía Plástica?”: http://scielo.isciii.es/pdf/cpil/v34n1/61.pdf
2. “Rejuvenecimiento no ablativo” https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0716864010705101
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